Sala 4: Terapia
Tentativas terapéuticas en la Antigüedad
Tentativas terapéuticas en la Edad Media
Tentativas terapéuticas en el Renacimiento
Antigüedad
Los intentos realizados para tratar las crisis epilépticas
y la epilepsia se remontan a la pre- y protohistoria de la humanidad. El
modo y la manera de realizar las terapias, en cualquier época histórica,
dependía de la idea que se tenía sobre el origen de la enfermedad.
En la etapa pre-hipocrática, se consideraba a la epilepsia como un
fenómeno sobrenatural, la "enfermedad divina" y dado que era un mal
enviado por los dioses los "remedios" que se practicaban eran tales como
realizar ofrendas a los dioses, expiaciones o ejercicios religiosos bajo
la dirección de médicos-sacerdotes (a ser posible dentro del
recinto de los templos).
En el período de la medicina de Hipócrates,
cuyos representantes estaban convencidos del origen natural de la epilepsia
(patología humoral: teoría de los humores), se intentó
explicar la enfermedad de forma racional según las creencias de entonces
y dar al tratamiento una base natural.
Según la teoría hipocrática de los humores, un ataque
epiléptico se desencadena bien porque humor más frío
(phlegma) fluye del cerebro a determinadas arterias, o bien porque la bilis
caliente afluye al cerebro, en los dos casos se produce por lo tanto un calentamiento
del cerebro; esto a su vez provoca que “el enfermo pierda el habla y se ahogue”-
¡comienza el ataque!
La base de la terapia era la dietética, es decir la forma de vida
ordenada, “sensata“. Esta terapia dietética se fundamentaba principalmente
en tres puntos: dietética, regulación de las excrecciones y
gimnasia terapéutica. Además de la dietética, aunque
en menor medida, se utilizaban también “medicamentos", practicamente
hierbas medicinales.

Edad Media
Durante la Edad Media cristiana se olvidaron los conocimentos
que se tenían sobre el origen natural de la epilepsia y se volvió
a creer que la enfermedad era algo sobrenatural y que su aparición
se debía a la influencia de los espíritus malignos y de los
demonios ("morbus daemonicus"), así pués y de acuerdo al pensamiento
de la época cambió también el tratamiento que consistía
principalmente en rezos, ayunos, ofrendas, peregrinaciones y exorcismos.
Fueron muchos los santos a los que se suplicaba su intercesión ante
Dios; en la lucha contra la epilepsia se empleaban numerosos objetos bendecidos
(devotos) (tratamiento con glorificaciones y santos: "Hagio-Terapia").
La epilepsia fue, después de la peste, en la Edad Media, la enfermedad
conel mayor número de santos "competentes", el más importante
era San Valentín (seguramente debido a la homofonía del nombre
- en alemán - "fall net hin" / Valentín: caer, convulsión).
Además de los tratamientos arraigados en la
creencia cristiana se desarrollaron innumerables prácticas curatorias
basadas en la superstición, procedimientos que se utilizarn hasta
bien entrada la Edad Moderna: conjuros, sortilegios, fetichismo, utilización
de amuletos.
Un importante papel desempeñaron, sobre todo en el sur de Alemania,
los utensilios contra los "Fraisen": la cadena para prevenir los espasmos,
polvo, piedra, moneda, reloj antiespasmódicos. Se entendía
como "Fraisen" las crisis epilépticas infantiles, por Ej. las convulsiones
febriles (fraisan [godo]: poner en peligro).
Cadenilla contra los espasmos :
Las cadenillas estaban provistas de diferentes amuletos (reliquias,
epístolas protectoras, semillas, raíces, piedras, monedas)
y se colgaban en la cuna de los niños para protegerlos de los espasmos.
Había otras cadenillas hechas con huesos de la espina dorsal de víbora
o culebra de agua. (Se consideraba que las serpientes y culebras, debido
a los movimientos retorcidos que realizan, servían de ayuda contra
las convulsiones.)
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La Edad Media fue también la época de la fitoterapia, o tratamiento con plantas o partes de ellas.
Apenas existía una planta que no se utilizara contra "el día
extenuante de la crisis", o sea contra la epilepsia. Los remedios terapéuticos
más importantes eran: la valeriana, peonía, (rosa de pentecostés),
artemisa, extramonio, beleño, muérdago, balladona, digital,
naranja amarga, corteza de quina.
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Renacimiento
En las postrimerías de la Edad Media, tiempo del Renacimiento,
se empleaban cada vez más, junto a los componentes de las plantas
medicinales, substancias químicas definidas como "remedios contra
las convulsiones". Las más significativas eran: el cobre (utilizado
ya en la Antigüedad), óxido de zinc, nitrato de plata, mercurio,
bismuto, estaño.
Castóreo (Castoreum).
Ya en la época greco-romana se utilizaba esta sustancia resinosa de
olor fuerte y desagradable, segregada por dos glándulas abdominales
que tiene el castor en el ano y que se empleaba como remedio contra la "enfermedad
divina": Castoreum, celo de castor.
Hasta bien entrado el siglo XIX estaba muy extendido el uso de esta sustancia
como "tranquilizante y remedio contra la epilepsia" y no faltaba en ninguna
farmacia.
Cráneo humano (Cranum humanum)...
...en algunas épocas utilizado como un remedio muy poderoso contra la epilepsia:
"Ráspese el cráneo de una calavera y adminístrese el
polvillo obtenido durante algunos meses de forma continuada. Si el paciente
es un hombre, el craneo a utilizar será el de una mujer y viceversa."
(Medicina popular en Württemberg)
Artemisia...
...en siglos precedentes fue la hierba mágica por excelencia. Incluso
en la medicina académica se consideraba, hasta entrado el XIX, que
las raíces de la artemisa eran un poderoso remedio antiepiléptico.
También el ajenjo, al que pertenecen componentes constitutivos amargos
de las flores de artemisa, se utilizaba como un remedio antiespasmódico.
En la actualidad no existe ninguna duda de que estos "medicamentos"
sacados de los metales no tienen ningún efecto contra las crisis epiléticas.
Fue a partir de la segunda mitad del siglo XIX, a medida que los conocimientos
sobre la epilepsia físicos y médicos aumentaban, cuando se
encontraron por fin medicamentos eficaces en el tratamiento de la epilepsia.
Los primeros que se descubrieron fueron el bromuro (1857) y el fenobarbital
(1912) - substancias que se siguen utilizando en la actualidad.
Hoy existen a disposición de la medicina unas 20 sustancias químicas,
que pueden ser utilizadas en el tratamiento de las crisis epilépticas
con grandes probabilidades de éxito, ya sea por separado o a través
de una terapia combinada.
Con los tratamientos farmacológicos modernos se pueden controlar totalmente
las crisis epilépticas en aproximadamente un 60% de los enfermos,
en un 20% se pueden mejorar. Sólo en un 20% de los pacientes con epilepsia
no se observa ninguna mejoría.
También los procedimientos quirúrgicos pueden suponer una gran
ayuda para una parte de los pacientes con epilepsias incontrolables o refractarias.

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