Jan Sanders van Hemessen (hacia 1500 - después de 1575): El cirujano del lugar (Detalle). Prado, Madrid La piedra, como asiento y causante de la enfermedad de la epilepsia, desempeñaba en el Renacimiento un papel importante. Entonces se creían más ilustrados y por así decirlo más científicos, por ello los diablillos, que durante la crisis salían de la boca del enfermo y que debían ser responsables de la enfermedad, fueron desapareciendo poco a poco de las expresiones artísticas. Piedras eran también, las que debían ayudar como medicamento o como amuleto.
Un ejemplo de un libro del médico Antonius Mizaldi:
"Anuncia Aristóteles y tras él Albertus, que una esmeralda colgada al cuello evita e incluso expulsa la epilepsia: por ello los nobles cuelgan al cuello de sus hijos esa piedra, ya que no desean que éstos padezcan la maligna enfermedad maligna."
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Jan Sanders van Hemessen (um 1500 - nach 1575): El cirujano del lugar (Detalle). Prado, Madrid
Sin embargo, la piedra causante de la enfermedad se asentaba en el cerebro y tenía que ser extirpada por medio de una intervención quirúrgica. Fue la gran coyuntura para los curanderos, que demostraban en los mercados su "saber" de una forma muy sanguinolenta y por ello efectiva.
La escena, pintada por Jan Sanders van Hemessen, muestra al cirujano-curandero del mercado anual. Minuciosamente el cirujano, que se alegra abiertamente de su éxito, maneja el cuchillo, tocando la piedra, ahora, reconocible. Detrás de él cuelgan las piedras ya extraídas a otros pacientes, como éxito visible de su arte como curandero.
Al lado del curandero hay un hombre retorciéndose las manos desesperadamente: él será el próximo paciente.
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